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Instituto Escadia

Visión compartida

Instituto Escadia 02 / Octubre / 2024

El éxito en el mundo empresarial no se limita a la experiencia técnica o el conocimiento de un equipo. La existencia de una visión y un propósito compartido es un componente fundamental que impulsa el rendimiento y la cohesión. Estos son los pilares que dan dirección y sentido al trabajo, ayudando a los equipos a mantenerse enfocados y motivados en un objetivo común. En esta entrada, hablaremos sobre la importancia de establecer una visión y un propósito compartidos, cómo esto fortalece la unidad y el compromiso del equipo, y qué métodos puedes usar para desarrollarlos y mantenerlos dentro de tu organización.

¿Qué es una visión compartida?

Una visión compartida es una declaración inspiradora que describe lo que un equipo o una organización aspira a lograr en el futuro. Funciona como una guía de las decisiones estratégicas y operativas, motivando a los miembros del equipo a trabajar hacia un destino común. Te has detenido a pensar, ¿qué tan clara es la visión en tu equipo? ¿Pueden todos los miembros articularla con facilidad?

Además de una visión compartida, que está orientada al futuro, el propósito compartido responde a la pregunta de «¿por qué existimos como organización?». Va más allá de los objetivos financieros; es la razón de ser que motiva a cada miembro a contribuir de manera significativa al éxito de la empresa. Un propósito claro no solo dirige, sino que también conecta emocionalmente a las personas con su trabajo, ¿puedes identificar cuál es el propósito más profundo que impulsa a tu equipo cada día?

Importancia de una visión y propósito compartido

Establecer una visión y propósito compartido trae múltiples beneficios. Una visión bien definida y un propósito significativo ayudan a alinear los esfuerzos de todos los miembros. Esto fomenta la colaboración y reduce los conflictos internos, ya que todos trabajan hacia las mismas metas. ¿En qué aspectos de tu equipo notas una alineación natural y en cuáles crees que aún hay brechas que cerrar?

Un propósito compartido da un sentido de relevancia más allá de las recompensas económicas, lo que promueve una motivación intrínseca. Esta motivación suele ser más duradera que aquella basada solo en incentivos externos. ¿Cómo puedes fortalecer el propósito compartido en tu equipo para que sea una fuente constante de energía y compromiso?

Una visión clara proporciona una guía que ayuda a evitar la dispersión de esfuerzos y recursos. ¿Tu equipo sabe hacia dónde va? Una buena forma de mantener el enfoque es recordar constantemente la visión en reuniones y evaluaciones de desempeño.

Los equipos que comprenden y se alinean con una visión compartida son más propensos a innovar y adaptarse a los cambios del mercado, porque entienden que sus esfuerzos están respaldados por un objetivo mayor. ¿Hasta qué punto crees que tu equipo se siente capacitado para tomar riesgos en favor de la innovación? ¿Sienten que sus acciones están alineadas con un propósito más amplio?

Una visión y propósito compartido fortalecen los valores organizacionales, creando un ambiente en el que las personas no solo quieren trabajar, sino también desarrollarse y crecer. ¿Qué tipo de cultura organizacional promueve tu equipo y cómo se conecta con la visión?

¿Cómo puedo desarrollar una visión y propósito compartido?

Desarrollar una visión y propósito compartido no es un proceso automático; requiere una reflexión cuidadosa y un esfuerzo conjunto. A continuación, te presento algunas ideas para desarrollar estos conceptos en un equipo de trabajo:

Realiza sesiones de brainstorming donde todos puedan aportar ideas sobre el futuro de la organización. ¿Cómo puedes garantizar que todos los miembros del equipo se sientan escuchados durante este proceso? Esta es una herramienta muy útil para recoger ideas frescas e innovadoras sobre el futuro de la organización. Sin embargo, no basta con reunir al equipo; es fundamental garantizar que cada miembro se sienta escuchado y valorado durante el proceso. Para llevarlo a acabo te recomiendo:

  1. Designar a un facilitador que no esté directamente involucrado en la jerarquía del equipo, para que su papel sea neutral y pueda guiar la conversación sin imponer opiniones. Esto puede ser un líder de otro departamento o un facilitador externo.
  2. Organizar la sesión en rondas para que cada persona tenga la oportunidad de hablar. Esto asegura que las voces más introvertidas o cautelosas también se escuchen. Piensa: «¿Cómo podrías fomentar un ambiente donde las ideas más tímidas puedan salir a la luz?»
  3. Utilizar herramientas como mapas mentales o pizarras digitales que permiten que las ideas sean visualizadas en tiempo real, lo que ayuda a que los participantes sientan que sus aportaciones están siendo consideradas. «¿Podría tu equipo beneficiarse de visualizar las ideas en común, generando un mapa mental compartido?» si aún no sabes cómo construir un mapa mental es un excelente momento para que lo retomes.
  4. Si el equipo es grande o hay diferencias de poder significativas, habilita medios de comunicación anónimos (como encuestas o formularios en línea) para que todos puedan expresar sus ideas sin temor a represalias o juicios. «¿Cómo podrías garantizar que las ideas más controversiales o críticas sean consideradas sin generar tensiones en el equipo?»

La metodología SMART (Specific, Measurable, Achievable, Relevant, Time-bound) es esencial para definir objetivos que sean tangibles y que todos puedan seguir. Si los objetivos son demasiado vagos o ambiguos, los miembros del equipo podrían malinterpretarlos o desviarse. Para poner en práctica ello te invito a:

  1. Realizar un taller con tu equipo donde, después de plantear la visión y propósito general, cada departamento o miembro clave elabore al menos tres objetivos SMART relacionados con su rol. «¿Cómo podrías estructurar un taller que ayude a cada miembro a convertir grandes ideas en metas concretas y medibles?»
  2. Dividir a tu equipo en pequeños grupos y pídeles que analicen y mejoren los objetivos de otros equipos. Esto fomenta la colaboración y asegura que todos los objetivos sean claros para cualquier miembro, no solo para los que los crearon. «¿Qué tan clara es la alineación entre los objetivos individuales y la visión general del equipo?»

Veamos algunos ejemplos: 

  • Google: Su visión es «Organizar la información del mundo y hacerla accesible y útil para todos». Esto guía todas sus innovaciones y avances tecnológicos. ¿Cómo puedes hacer que tu equipo vea el impacto de su trabajo en el mundo?
  • Tesla: Su propósito es «Acelerar la transición del mundo hacia la energía sostenible», una misión que va más allá de fabricar autos. ¿Tu organización tiene un propósito que trascienda sus productos o servicios?
  • Patagonia: Su visión es «Estar en el negocio para salvar nuestro planeta». Cada decisión de la empresa, desde la producción hasta el marketing, se alinea con este propósito. ¿Qué tan integrados están tus valores y acciones diarias con la visión de tu empresa?

Estos ejemplos demuestran cómo una visión clara y un propósito compartido pueden guiar a una organización y motivar a sus empleados a trabajar hacia objetivos significativos.

La visión y propósito compartido son componentes fundamentales para el éxito de cualquier equipo de trabajo o empresa. No solo proporcionan dirección y enfoque, sino que también inspiran y motivan a los miembros del equipo, fomentando un ambiente de trabajo positivo y productivo. Las empresas que desarrollan y mantienen una visión y propósito claro y compartido son más propensas a lograr sus objetivos estratégicos y a adaptarse exitosamente a los cambios en el entorno empresarial.

¿Qué impacto podría tener en tu equipo una visión compartida bien definida? Reflexiona sobre cómo influye en la toma de decisiones, el compromiso diario y la capacidad de innovar. Al comprender y aplicar estos principios, estarás en una mejor posición para liderar con propósito y dirigir equipos hacia un éxito significativo.Comparte tus aprendizaje en los comentarios